18.10.11

Eugéne Delacroix llega a Madrid.

“Todo Goya palpita en mi alrededor”. Por una parte una pintura de acontecimientos lejanos en el tiempo, Historia y mitología, literatura e incluso la poesía de Byron flotando en el ambiente. Por otra tensión, emotividad, vértigo e incluso violencia.
Romanticismo puro y latente que se aleja de escenas cotidianas y muestra la acción que Él hace verdadera. Eugéne Delacroix llega a Madrid. Inmediatamente después de Goya, el pintor más importante del XIX y junto a este, precursor del impresionismo, en uno de tantos lugares comunes que no omitiré. La materia pictórica parece avanzar cien años desde antes de ayer con David, el color parece querer salir del cuadro con velocidad antes desconocida, el color sustituye al aburrido dibujo y a la simetría neoclásica para que la narrativa se sirva de la pintura. Para que predomine la idea sobre el diseño y el corazón sobre la cabeza.
Eugéne Delacroix llega de una vez a Madrid y el color se libera del servilismo de la racionalidad en este otoño madrileño. “cuando los tonos son correctos la líneas se trazan solas” dijo Delacroix logrando la armonía cuando aún los pintores querían pintar escenas. Romanticismo ultimo, agitación enervada y real entre la forma y la narración que expresa, sus cuadros tienen el aire de gravedad y abandono que solo obtienen las pinturas que han logrado vida propia. Sobrecogimiento sereno que logra el arte puro, es el ultimo pintor que alcanza el equilibrio entre pensamiento y observación, y aunque infinitista romántico, gana sobrado ese microcosmos de lo individual proyectado en imágenes universales.
Ni siquiera se lo que voy a ver, pero el corazón se me ensancha y acelera como cuando la vida se dispone a ofrecerte el trago de las grandes emociones. No esperen claro, la Libertad, ni la huerfana, pero sepan que Eugéne Delacroix llega a Madrid.

http://obrasocial.lacaixa.es/apl/actividades/actividad_es.html?idActividad=45020

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