14.10.14

Crónica sentimental de un mundial en casa....



Íbamos por la mañana al entreno y al partido por la tarde, nos conocía el staff técnico, los guardias jurados...  El MVP del mundial con una voz serena y tranquila, (serbios de sangre caliente que licúan horchata cuando el partido quema) me daba las gracias todos los días.





7 de Sep. Partido contra Grecia y el corazón casi dividido. Tengo las dos camisetas y dudas en casa sobre cual ponerme.  Amo más a Grecia pero esto es Kosarka… Y en esto, hay un equipo que ocupa mi corazón por encima del resto. Desde hace mucho tiempo. Muchos años. Desde que tengo uso de razón, no me pregunten porqué. No confío en ellos, pero son mi equipo. Bogdan Bogdanovic (21 puntos), Raduljica (16 puntos), Milos Teodosic (13 puntos, 5 asistencias). Han dado la sorpresa, perdieron en la primera fase pero han barrido a Hellas hoy. Parece que he acertado con la camiseta.
 Aunque llevo ya varios partidos, empieza el mundial de verdad, comienza lo bueno y parece que el poeta, el hombre por el que me he sacado el abono ha venido concentrado al mundial, o al menos se ha enchufado en la fase final aquí en mi casa, en el palacio de los deportes. Los jugadores se acercan a la valla que nos separa de ellos en la acera de enfrente de Jorge Juan. Los serbios parecen el estudiantes, antes del autocar compadrean con su gente. Para rematar, recibo la visita de Edu y paso un rato estupendo en su compañia.




10 de Sep. Ahora ya casi no hay esperanza. Los pívots NBA brasucas han jubilado la clase de argentina. Además la línea exterior es tan mortífera como su juego interior. Marquinhos Vieira y Marcelinho no son precisamente gente inexperta. Ultimo día que me pongo la camiseta Orlovi, pienso. Splitter, Hilario y Varejao, en contra de lo exhibido hasta ahora parecen unos niños inexpertos en manos de Bjelica, Raduljica y Krstic. Neto no sorprende como lo hizo contra Argentina, Barbosa no está enchufado… 

Son los cuartos de final de un mundial y el general del parquet ha decidido callar bocas en este mundial por la vía de los hechos. Puede que no haya estado inspirado en las últimas F4 con su club, pero esto es otra cosa. Milos Teodosic (23 puntos + 4 asistencias) está regalando en Madrid un clinic de como se juega a esto. Y esto es una competición entre países y el suyo, aunque fue destrozado, bombardeado, dividido y humillado es el único que conserva el ADN que hizo grande a Yugoslavia. Es el único que mantiene vivo aquel espíritu invencible que tenían “Los chicos que vienen de los Balcanes”, es el único donde el baloncesto es algo más que un deporte. Y despues de un año donde las inundaciones y las catástrofes naturales se han cebado con esa tierra, los otrora plavis han sido aleccionados a la antigua por un calvo que lo sabe todo de ganar. Y que le da igual hacerlo en Madrid que en Barcelona, a falta de un minuto o con el reloj a un segundo. Se llama Alexander Djorjevic.
Jolgorio en la calle y botellines entre “Ja te voli Serbia” y los nombres de los jugadores que van subiendo al bus. Bogdan Bogdanovic, se parte de risa y me lanza una muñequera mientras le grito “Bogdan God-danoviiiic”. Uno de ellos incluso cruza la calle antes de subir y viene a darme un abrazo. “Thanks for your support, friend” me dice el héroe del partido Milos Teodosic ante la incredulidad general.





12 de Sep. El día antes fuimos Helena y yo a ver a los jugadores tras el entreno, como casi todos los días. Nuestro chasco fue que al acercarnos al autocar, este no llevaba al banderín de Serbia delante, si no una banderita con los mismos colores solo que en sentido vertical. Nos dicen que llevan una hora dentro y que tienen que estar al salir, con lo que decidimos quedarnos por si vienen ahora los nuestros. En la puerta de salida de Jorge Juan, sin policía ni cordones cuando entrenan es fácil conseguir firmas y fotos de los jugadores. Salen los franceses que miran raro a un tipo con una camiseta de Serbia y un carrito de niño. Helena ya no aguantaba más sentada y se dedica a correr por la acera. Cojo a Helena y en eso se me acerca un gigante negro que me quita a la niña de los brazos con una sonrisa de oreja a oreja. Es Boris Diaw, el campeón de la NBA que se ha merendado a los pívots españoles prácticamente solo hace un día. Le planta dos besos a Helena y se sube al autocar.
La euforia de las victorias plavis hace que pase desapercibida rápidamente, el pesimismo con el que yo afrontaba los partidos en la previa. En este es diferente. Francia ha eliminado de forma brillante a una España predestinada a jugar la final del campeonato, con todas sus figuras. Francia es la gran favorita entonces. Pero recurriendo una vez más al tópico… Estos chicos vienen de los Balcanes y todos sabemos lo que eso significa.

Luis se ha apuntado a la fiesta y para celebrarlo nos bajamos a tribuna a ver el partido sin problema. Un cuadro ver entre gabachos a dos españoles, vestidos con camisetas de Serbia, cantando La Marsellesa con la mano en el corazón a voz en grito. (También la canté contra España por supuesto, y me senté cuando empezó el lololo, loooolooo)

Teodosic (24 puntos, 5 asistencias), Markovic (13), Bogdanovic (13), Raduljica (11) y Krstic (11)
Stefan Markovic sube la bola para descargar a Teo y este ejecuta. Serbia barre a Francia en una primera parte prodigiosa de juego, que te hace pellizcarte para creerte que estas allí en directo viendo este partidazo. Batum y la France tocan arrebato en la segunda parte con un intercambio brutal de canastas y aciertos, en proporción de 3 a 1 para Francia. Entre Nemanja y Bogdanovic, van sumando. Teo ejecuta un triple con el agua al cuello y al final la sangre fría orlovi se impone. Teodosic fue el líder absoluto de una selección que hace historia al regresar 12 años después a una final mundialista.





Los jugadores serbios lo celebran en la pista y una hora después en la calle con todos sus aficionados. La afición corea entre risas y acento yugoslavo “Orenga dimisión, Orenga dimisión”. Los incondicionales de siempre aguantamos hasta la madrugada a que salga el héroe del partido y verdadero MVP de la competición. Le pregunto a mi amiga la traductora del equipo y me dice que Teo tiene que pasar control anti-doping. Dejan Bodiroga viene al verme con una camiseta con su nombre y el 4. Firma y abrazo. Conversación en castellano, que alivio...

Son las 2 de la mañana y durante la espera allí en la calle, varias televisiones serbias conectan en directo para comentar la machada del equipo de su país. Un tipo incluso me pone de extra en una conexión al enterarse de que soy español y voy con su equipo. El tipo hablando y yo con mi camiseta y un peloti en la mano haciendo muecas con la cara mientras él hablaba. Supongo que esa noche fui la risión de todo Belgrado. Sale Milos y al verme me pega un abrazo como todos los días. “Thank you Man”.



Se ha acabado mi mundial. Se ha terminado mi abono que no incluía entrada para la final. No podía haber salido mejor. Mi equipo y mi jugador hasta la final realizando ante mis ojos exhibiciones diarias. Fotos con Teodosic, camisetas firmadas. Gin Tonic y amistad con tipos que viven a 3000 km de mi casa y que no volveré a ver seguramente en mi vida. El mundial de baloncesto a 4 paradas de Metro de mi casa.


CODA
13 de Sep

No he podido dormir. Se me acaba el mundial que ha sido sin planear unas vacaciones de ensueño.  Me levanto y doy vueltas por el salón. Creo que me acercaré a ver la final a un bar de Jorge Juan. Se levanta Silvia. Me saca una entrada para la final. “Después de llegar hasta aquí, no te vas a perder el partido más importante”. Por algo eliges con quien compartir tu vida… ¿No?



14 de Sep
Serbia está en la final contra USA. Gritos de “puta iuesei, puta iuesei” a la llegada de los americanos en una extraña mezcla de español cheli e ingles de la parroquia serbia. Pero es que los serbios, esos latinos del sur de centro Europa, son lo más parecido a la Demencia del estu que he visto nunca. “Vamos a la playa” es otro de sus hits en la acera de Jorge Juan. Me saludo de lejos con Vladimir Sibinovic que días atrás me regalo una agenda con todos los jugadores y staff de la selección. Me levanta el puño desde la puerta y me acerco a darla un abrazo y las gracias por todo. Ahora le recuerdo haciendo señales a Silvia de que no corriera con Helena en brazos cuando yo la llamaba para que hiciera de traductora en una profunda conversación con Teo. Qué buena persona Sibinovic.
El partido no tiene historia. El equipo serbio estuvo por lo visto celebrando el pase a la final en una disco de Madrid, y al día siguiente en el Bernabéu a ver ganar al Atleti.
Serbia da muestras de su personalidad y fantasía en el 1º cuarto, pero el partido dura hasta que Mike Krzyzewski pide tiempo y ajusta la defensa. Súmenle que a los americanos les entra absolutamente todo. No hay final.


Me bajo detrás del banquillo serbio cuando falta un minuto, Vlado Divac aparece para la entrega de medallas. Le grito que es un dios y Vlado estira su largo brazo para chocarme la mano. También le grito al rey Felipe VI una recomendación que no viene a cuento citar.  Salimos a la calle a la fiesta final y a la despedida de los jugadores de Serbia. Uno por uno, todos vienen a la valla saltándose el cordón policial. Me despido de Milos Teodosic y de Bogdan Bogdanovic con abrazos. Quien sabe cuando volveré a vivir otra como esta. Quizás en la F4 del año que viene en Madrid. Ojalá que lleguen el CSKA y el Fenerbache. El autocar de Serbia enfila hacia O´Donell. El mundial se ha terminado, pero las tardes de baloncesto que he visto las guardare para siempre en mi memoria.