16.3.11

Metro: Cerro de la vaca



Con esto de que uno ha viajado al extranjero parece querer olvidársele donde ha vivido (y aún vive) toda su vida. La foto que está debajo de esta escritura fue sacada hace unos años al lado de mi casa. Exactamente donde se encuentra ahora el carrefuor de Las Rosas.

Los servicios en este barrio los han sacado históricamente los vecinos saliendo a la calle con el cuchillo en la boca. Hoy estrenamos el metro que nos va a poner a un cuarto de hora de la Puerta del Sol, a cinco minutos de Ignacio Luzuriaga, y a veinticinco de Iriarte. Entre el barrio de Pueblo Nuevo, hoy distrito de Ciudad Lineal, y el pueblo de Vicálvaro, existía un terreno elevado denominado Cerro de la Vaca, que pertenecía al término municipal de Canillejas. A principios de la década de los años 50 del pasado siglo se cambió la denominación de Cerro de la Vaca por San Blas. En este cerro vivían cerca de 300 familias que se dedicaban a la busca, traperos con mula que recogían los desperdicios de las casas, como los de los barrios de Tetuán, Vallecas o Chamartín.

Parece que hoy, por fin, el Cerro de la vaca entra en el siglo XXI, y como en las mejores borracheras no sé si reír o llorar. Un tipo que no ha cogido el metro en su vida, como bien demostró la semana pasada, es el encargado de inaugurarlo junto a la condesa, y yo me acuerdo sobre todo de mis padres. De cuando por fin nos subieron el 70 hasta aquí. De cuando empezaron a urbanizar las aceras y la calle. De lo dejado de la mano de dios que ha estado toda la vida el barrio. De los idiotas que hoy teniendo coche y canal + se creen ricos. A lo tonto se me juntan muchas emociones y ya les cuento, sobre todo me acuerdo de todos los mayores que inmigraron a este barrio y que ya faltan. Del primer mitin de Rafael Alberti al pisar suelo español en la Avenida de Guadalajara. De la potentísima asociación de vecinos del barrio de San Blas. De cómo el Psoe se cargó el movimiento asociativo y vecinal cuando llegó al poder. De muchas cosas, ya digo, de mi vida misma.

Supongo que esta semana mucha gente hará fiestas en su casa para celebrarlo. Yo también voy a hacer una y voy a celebrar que el metro para en la puerta de mi casa y que ya pueden venir a verme mis amigos sin pérdida posible, ni horas de viaje. Aunque el primer brindis lo haré por aquellos traperos de la busca que instalaron sus chabolas en el barrio y por los que una vez que consiguieron pisos pidieron colegios, autobuses, metro… Ya solo falta el hospital para creernos europeos. Eso sí, la parada se debería haber llamado La busca: Cerro de la vaca.





Pdat: Cuando hagan una nueva campaña de ese güisqui que apela al carácter, a la personalidad, al genio o al temperamento…, espero no vuelvan a recurrir a ningún actor americano con cara de actor americano. Bien podían poner la cara de los ciento veintisiete millones de japoneses que están aguantando con estoicismo, entereza, firmeza, imperturbabilidad y CIUDADANIA las peores tragedias de la naturaleza y la ciencia, y que a cualquier otro pueblo lanzarían a la desesperación, al pillaje o a la locura.

Y luego dicen que la tienen pequeña.