24.9.10

Llego de viaje y en vísperas de otro, paso por casa a renovar ropa y zapato y me entero por la tele de la muerte del “Abuelo” José Antonio Labordeta. Entre tanto idiota, entre tanto meapilas, entre tanto traidor glosando su figura busco mis viejos Lps de Labordeta, “Aguantando el temporal”,”Somos”, “Tiempo de espera”, “Mar adentro” y el maravilloso y desconocidíso “Trilce”, cuya canción homenaje a Vallejo ya merecería sola enseñarse como texto poético en secundaria.

Labordeta pertenecía a esa gloriosa segunda división de la olvidada de la música popular española, esa que componían Él mismo, Luís Pastor, Javier Rubial, Javier Batanero, Paco Ibáñez… Toda una retahíla de nombres que no se sabe porqué (sobre todos los veteranos) no querían jugar en la primera de plazas de toros para los espadas de modé, Aute, Serrat, Llach, y un Sabina (¿Dónde estas?, ¿Qué es de ti? ¿Sigues atrapado en esa verdadera negra nube de gilipollez con la ceja?) que se jugaba los playoffs a primera traicionando a su hermano Krahe si hacia falta

San Isidro y la plaza Mayor de Madrid entonces servia para algo y allí vi yo a Labordeta muchas veces cantar “Aragón”. Porque aunque ahora se le recuerde con la mochila (y con que hermosura de programa) y en el congreso utilizando palabras gruesas contra los señoriítos políticos y ladrones de profesión) Labordeta es esa música popular que se ha escuchado en los último veinticinco años, esa de la que ahora nadie parece haber tenido discos, mientras veneran y glosan grupos que ni sabían tocar, ni sabían hacer la O con un canuto.

Labordeta se vestía por los pies y le daba lo mismo cantar en un teatro para mil que en la plaza de un pueblo para cincuenta. Penúltimo heredero de una forma de entender la canción que nació con Woody Guthrie y se extinguirá el día que se muera Paco Ibáñez. Una forma de integridad necesaria y extraña por autentica y desfasada en estos días.


Que vaya donde vaya su canto y su guitarra lleve dignidad, ironía y belleza.


Pdta: Que ascazo ver otra vez a los diputados de derechas glosar a Labordeta como hicieron hace poco con Delibes. Como si sus cantos y palabras les hubieran pertenecido alguna vez…