24.11.14

El martirio de San Lorenzo otra vez...



De vez en cuando, merece la pena acercarse al Escorial para degustar cosas como estas. De vez en cuando te congratulas con la vida al saber que puedes ver este cuadro de cerca. De él  existe una primera versión pintada para los jesuitas de Venecia en 1548, pero Felipe II se encaprichara de un cuadro original en honor al santo que lleva el nombre del monasterio y de la derrota de los franceses en la batalla de San Quintín.

La acción del cuadro transcurre en un atrio y lo que vemos se ajusta a lo que nos contó Aurelio Prudencio sobre la pasión del martirio. San Lorenzo, como culto, se pone de moda en el S. XVI. La vida del santo es una vida de casa y los santos del XVI, serán sacerdotes, frailes... Esto no ocurre porque si, en este siglo empieza una crítica demoledora y devastadora contra los desmanes de la propia iglesia. El clero regular y el irregular se enfrentaran en luchas de poder intestinas de las que Lutero saldrá vencedor dinamitando la estructura jerárquica de la iglesia. Al principio, lo único que pedía seria que la biblia se pudiera leer en lengua vernácula para que todo el mundo pudiera comprenderla. A la iglesia no le convendrá que los fieles lean las historias de pobreza y austeridad de sus fundadores. El cisma se hace inevitable. Una parte inteligente de la jerarquía católica, decidirá salvar los muebles. Salvar el orden de la iglesia es salvar los principios de jerarquía. En este contexto el culto a los santos que estén ordenados, jugara un nuevo papel, un papel importantísimo. En el XVI se producirá una avalancha de culto a los santos ordenados. Solo se escapara San Isidro Labrador, pintoresco cuanto menos, el castizo. A partir de entonces solo se santifican monjas y curas.
San Lorenzo es un Diacono (jerarca de la iglesia), su vida se dedica a la organización de está, a administrar sus bienes y sus bienes son los pobres. Lorenzo repartirá toda la recaudación de la iglesia entre ellos. Como veíamos antes, esta es una de las razones por las que se potencia su ministerio, su jerarquía y popularidad en la iglesia. La iglesia ante la reforma Luterana que se le echa encima como un huracán, potenciara su labor caritativa y misericordiosa con este tipo de santos pobres, como se dice la propia iglesia. Demasiado tarde será.

Cuando el emperador le pide al Santo los bienes que lleva, este le contestara que se espere y al poco tiempo aparecerá con los pobres. - Estos son mis bienes. El emperador le martirizara. El cuadro nos resalta... 1º Orden sacerdotal, 2º La predicación por castas, 3º La riqueza de la iglesia. Esto en Venecia es importantísimo, todavía hoy el patriarca es allí la máxima autoridad eclesial, por encima del Papa. La iglesia está cercada por el turco al sur y por la reforma al norte de los Alpes. Es la misma Venecia donde el Obispo de Vicenza, Aquino, terminara siendo juzgado por hereje. Todo esto explica la iconografía de este cuadro. El florecer del culto a San Lorenzo. Santo valiente y austero aguantara valiente que le asen a la parrilla y cuando este ya quemado... avisara para que le den la vuelta por el otro.

La genialidad de Tiziano esta en el tratamiento de la escena. No desplaza el martirio ni lo inventa. El elemento clave es Asar" a un hombre y así se pinta y se representa la escena. ¿Y cómo se representa a un hombre o a un animal asado? jugando con el factor fuego, y para potenciar la escena... presentándola bajo un cielo nocturno. Así el dramatismo y la grandiosidad se multiplicaran al infinito en una obra eterna. Hasta entonces, solo Corregio y Rafael de Urbino se habían atrevido con escenas de noche. Para acentuar aun más el dramatismo, el cielo esta encapotado. En él se produce un rompimiento y la luna es rasgada (como muchos años después la rasgaría el mago sordo Luis Buñuel) por las nubes. La escena por tanto se desarrolla a golpe de efectos, el pintor juega al alarde, a la contra. 1º el efecto de la hoguera, ahí se juntan parrilla y víctima. El efecto del fuego provoca una iluminación "De Soto In Su" (que diría el genial Agustín Bustamante García) 2º A esos efectos de iluminación, se suman los de las teas que están ardiendo y a las cuales agita el viento, creando iluminaciones puntuales en zonas de penumbra aisladas, que te echan para atrás de pavor. 3º El momento histórico en el que Tiziano ambienta la escena es el Imperio Romano. Sayones y arquitecturas clásicas nos trasladan allí.
Un esbirro agita el fuego, otro sujeta al mártir, otros hombres se recrean en la acción y participan de ella. Los ángeles presiden, quizás evitando que el santo sufra los tormentos del fuego. Este a su vez gesticula en un escorzo espectacular, buscando la posición contraria a la que tiene por qué esa ya la tiene quemada. Todo le da igual, todo está en manos de Dios. El escorzo y el dominio clásico del cuerpo del que hace alarde el pintor veneciano, solo pueden ser comparados al dominio anatómico de Miguel Ángel. El escorzo de la colosal figura, no cuadra con un sacerdote, es la configuración del Héroe Cristiano lo que estamos viendo. Es la configuración de un mito martirologio. El brillo del reflejo del fuego se recrea en las armaduras de los soldados romanos, mostrándonos que este cuadro para poder disfrutarse mínimamente, puede exigir de 20 a 30 minutos de observación. 

El cuadro  puede verse en El Escorial como les decía. Enfrentar la vista a ese lienzo y tomarle la distancia, es una de las mejores cosas donde se puede emplear la vista. Al menos, mientras Milos Teodosic se recupera de su lesión en el pie.