Como Elagábalo, vague por la vida probando más allá de lo que aconsejaba el sentido común y la naturaleza.
Como Elagábalo. Lo hice como se debe hacer sin nadie saberlo.
Como Elagábalo no me quise ir nunca de ese entonces.
Ahora no quiero recordar nada de allí. De aquel pasado.
Cuando Elagábalo.
Cuando Elagábalo.
3 comentarios:
Pare, ¿has leído el libro de Artaud sobre Heliogábalo o Elagábalo? Se llama El anarquista coronado. Una barbaridad. Te lo paso si quieres.
Elagábalo era un ser libre, tan libre como deberiamos aspirar a ser. He leído el Cecil de Mujica Láinez donde nos habla de él. Si te acuerdas, llevamelo a Benigni y te llevo tu Buñuel.
Gracias por tu comentario, que este post ha costado grandes criticas orales.
Viva Elas y las fiestas del Orgullo de Madrid!!
Coño, ¿por qué te critican oralmente por decir esto de Elagábalo? Pocos personajes hay tan fascinantes en la historia, un Akhenaton adolescente en la Roma descarriada. Lo hicieron láminas y lo echaron por las cloacas al Tíber. Eso sí, era un poco psicópata. Dejaba a Calígula en un puto aficionado.
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