2.12.10

Uff… esta vez me costo sangre!



Yo creo que Bunbury estructura mal sus conciertos. No creo que las canciones salgan en la alineación que merecen. Una colección tan hermosa como la que lleva presentando en los últimos dos discos, merecería más lucimiento y protagonismo que el que tienen tal como aparecen en concierto.

El show es de una sobriedad y virtuosismo certero. La banda que lleva se llama con entidad propia “Los Santos Inocentes” y le ha dado un sonido muchísimo más enérgico y dinámico que el que lucio tantos años, desde que se lanzo en solitario. La voz sigue en lo más alto del panorama musical español, que no es decir mucho, ya que Bunbury y Carlos Tarque son los únicos cantantes de rock españoles a los que se les puede llamar así. Otra cosa es lo que cada uno entienda por rock.

Enrique desde luego lo hace y a conciencia desde que decidió liquidar el Huracán Ambulante. Y para hacerlo ha fabricado dos discos de rock adulto en expresión calamariana, con unas composiciones verdaderamente afortunadas tanto en lo musical y melodioso, en lo instrumental con una sólida y vibrante armadura, y en las palabras repartidas por esas guitarras eléctricas.

Quizás algo irregulares en estas “Consecuencias” alterna alguna canción demasiado licenciosa en intimidad compartiendo espacio con las mejores historias que ha cantado nunca el aragonés. Hay están “los Habitantes” y “De todo el mundo” llevando un grandísimo lirismo por el canto de la navaja que separa lo patético de lo sublime, y resbalando por este ultimo cuanto más se escucha. Ahí precisamente cabria el único motivo para criticarle. El set list plano y lineal que presenta en el concierto y a mi gusto, la mala colocación de los bises. Defecto que le llevo sufriendo a Enrique desde que le sigo. Demasiada canción intima, baja y lenta para irte de un concierto. Me imagino a un Bunbury triunfal abandonado el escenario mientras suena un reprise de “Los Habitantes” y el pasea por el borde con una flor, como Bob Dylan en aquel “Changing of the Guards” del setenta y ocho.

Pero bueno, gustos particulares más o menos, hay que respetar la libertad del artista y hay que reconocerle su profesionalidad y su entrega absoluta. Lastima que mis paisanos no llenaran el palacio de los deportes ha pesar de tener el patio de butacas sembrado de sillas (cuanto placer y daño ha dejado el concierto de Leonard Cohen en el palacio el año pasado, ¿verdad Enrique?, ¿verdad Sabina?) que encorsetaban a los fans.

Magnifico concierto de alguien a quien de verdad se puede llamar artista, de alguien que enfila una madurez prodigiosa por lo que estamos viendo. Esperemos ojala algún álbum en directo que lo refleje.



2 comentarios:

Kuratti dijo...

Que os engaña el tío este, Pare, que os engaña, oye, añade a Lapido a la nómina, ese es el único cantante de rock que hay en este país, golferas.

V dijo...

Pare, habría que verse antes de noche vieja, estudios aparte, pa celebrar la natividad y cantar un poquito bajini por la niña la puebla, los campanilleros o algo. Que Raúl me dijo que se sumaba y el juanlu, y el sanders. Lapido no papi, A lapido le miras y llora de sensible, je je.e