10.12.08

Memorable cuerpo






Luís Eduardo Aute acaba de sacar una caja donde recupera gran parte de su obra. Lo hace en 7 discos compactos que reúnen más de 100 canciones de toda su carrera. Están ordenadas cronológicamente desde las primeras allá por los años 60, hasta sus más recientes composiciones. La caja es un estuche con 2 carpetas, donde la segunda reproduce parte su obra pictórica a lo largo de los años.

Los críticos le han llamado “renacentista”, “creador total”, “cantante intelectual”, (feísimo calificativo que solo he oído autoproclamarse a Battiato), y otros tantos epítetos referidos a su quehacer, que como saben también a mirado bastante al cine y a la poesía. Sigo a Aute desde hace muchos años, y él siempre ha reconocido una cierta tendencia al principio de su carrera a encriptar sus textos, su poesía, y sus películas, hacia un campo bastante influenciado por el surrealismo. Al final, como todos, Aute siempre empezó ha hacer canciones porque quería ser Bob Dylan.

Sin embargo con los años declaro que su idea de canción, quería aproximarse a Brel y a Geinsbourg. Hacer canciones tan sencillas que apelaran solo al sentimiento más primario. Al amor. Que intelectuales eran los físicos, los químicos, los doctores…
Una de sus más hermosas canciones “L´amour avec toi”, esta dedicada a Geinsbourg y en el mismo disco, “Slowly” hay una composición dedicada a Brel.

La canción francesa ha sido la principal influencia innegable para todos los llamados cantautores, en España. Principalmente en Serrat y en Aute. Sin embargo Aute, y también Sabina, tenían también un ojo puesto en el rockandroll británico y americano, especialmente en el mito Dylan.

“Anda suelto Satanás” es el ejemplo obvio de esta influencia surrealista en la canción. Pero además Aute evoluciono sus letras hacia la realidad concreta de nuestro país en los años plomizos de la dictadura. Canciones que rayaban la canción protesta con la suficiente ambigüedad y belleza para no hacerlas dogmáticas, y por tanto sobrevivir en nuestros tiempos, como no supieron hacer ninguno de los cantantes y autores que se tiraron a tumba abierta al campo de la canción social, no subiendo o no pudiendo salir con el tiempo de ese pozo.

Aute emergió en los 80 convertido en un fenómeno de masas, capaz de llenar plazas de toros y grandes recintos. Sin embargo, no fue un cantante cómodo o conformista a la hora de quedarse en un terreno y un campo creativo que le favorecía y donde pudo adaptarse a los vientos felices de la postmodernidad.

Después de discos superventas como “Cuerpo a cuerpo” o “Nudo”, Aute vuelve a experimentar su propio mundo con una apuesta personal, arriesgada, y casi condenada como “Templo”. Un disco donde el erotismo, el misticismo y la religiosidad, se dan la mano de manera juguetona. Una delicia de inteligencia, cultismos y delicadeza que le hace dimitir de los grandes públicos.

A finales de los 80 y en toda la década de los 90, desencantado de unos políticos con los que llego a ilusionarse, vuelve hacia una temática social y critica con canciones cada vez más lucidas, no exentas de humor e ironía hacia la nueva cultura que fomenta el partido socialista, la del pelotazo, la riqueza vacua, y la cultura del consumo que se llevaba en España. En “Uff” o “Slowly”, radicaliza su pensamiento político sin dejar de ser un acrata y un lucido y desencantado pesimista.

Sigue llenando esos discos de poesía y de las canciones de amor más pasionales que se han escrito en los últimos 30 años en España. Más o menos desde que a Serrat se le seco el pozo de las esencias.

Así avanza Aute hasta nuestros dias. Dando recitales donde a mi gusto, amansa demasiado los arreglos de unas canciones, que con el guitarrista Luís Mendo, encontraron el punto perfecto de energía y sensibilidad.

En este nuevo trabajo podemos encontrar un paseo por toda su carrera. Desde las inocentes “Rosas en el Mar” (no tan inocentes si se lee la letra con atención), hasta “A día de hoy”. Inventario de un lenguaje donde nos reconocemos y nos sentimos reflejados en el tiempo, y donde sentimentalmente disfrutamos de alguien que sabe escribir canciones. Algo que a día de hoy, muy pocos son capaces en España.
Las canciones están grabadas de nuevo con unos arreglos efectivos y actuales. Unos arreglos que las mejoran en la guitarra que mejor las ha interpretados desde Luís Mendo. La de Tony Carmona.
Aute las reinterpreta cambiando pequeñas estrofas a veces, otras cambiando palabra que las actualizan a nuestros dias.

Estamos ante un hombre que nunca se ha conformado en su carrera. No se ha dejado llevar por el éxito fácil que ha tenido muchas veces a sus pies, ni instalarse en el cómodo campo de la nostalgia. Esta vuelta de tuerca es la prueba de ello. No le busquen en las revistas del corazón, ni en colaboraciones con los cantantes de moda. No le busquen en las tertulias donde hay cantantes que se creen ministros de cultura. No lo busquen entre los descansados cantantes de la ceja.

Miren en esta caja y mientras escuchan estas canciones, probablemente se den cuenta de que esta mucho más cerca. Ensimismado en un mundo y comprometido además con el nuestro. Quizás el único que nos quede habitable. Las canciones. La música.




Por si fuera poco...



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