Recientemente
se han cumplido 30 años del fallecimiento del sardo más querido. Enrico muere a
los pocos días de sufrir una hemorragia cerebral mientras se dirige a los trabajadores.
Berlinguer se muere en directo ante el dolor atónito de su gente. Berlinguer no
se quiere bajar sin terminar su mensaje, el mensaje de la causa de la libertad,
del trabajo y del progreso de los trabajadores. Treinta años en los que el
mundo se ha dado la vuelta de arriba a abajo y es absolutamente distinto a como
sonaba todo en el 84. Berlinguer era el político
no solo más admirado sino el más querido de Italia, Enrico era el secretario
general del Partido Comunista más importante de occidente, el P.C.I. Su funeral
congrego en Roma a casi 2 millones de italianos, dejando imágenes conmovedoras
de fervor y respeto, y de espontaneidad y carisma como las del queridísimo partisano
Pertini.
Berlinguer soñó con un comunismo que fuera alternativa real al
capitalismo en Europa occidental, flirteando un paso para atrás y dos para
adelante con un capitalismo, que en Italia ( y en España) podía tornarse en
cualquier momento en fascismo por obra y gracia de Gladio, OTAN, USA... , al
verse amenazado. Hay quedan masacres como la Bolonia en el 80 y el papel de los servicios
secretos italianos. Berlinguer ganaba elecciones en Italia y el resto de
partidos Democracia Cristiana y Socialistas se coaligaban para evitar un gobierno
comunista. Un gobierno que pusiera en práctica una “vía italiana” al
socialismo, adaptando la vía revolucionaria clásica en los partidos comunistas,
a una realidad occidental en democracia, pluralismo y libertad. Indro
Montanelli, puso apellido a aquel intento, Eurocomunismo. Pero no era cuestión de
marcas sino de profundas convicciones humanistas y morales, basadas en la
austeridad y en otra forma de entendimiento y de hegemonía desde el ejemplo,
desde la cultura, desde la moral. Hoy me he acordado de Enrico porque Berlinguer simbolizaba todo eso en su persona. El carisma, el tipo que todo el mundo queria. Enrico en las
ventas con Carrillo y Marchais, apadrinando al PCE recién legalizado, diciendo
a la sociedad española, “mirad, nosotros somos los comunistas y en Italia nos vota
la mayoría del pueblo”. 30 años, ciao Enrico…
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