Un ratillo en el Prado. Luz fría de la mañana patética,
relejada en los sinuosos pliegues. Composición en aspa, alarde renacentista. No
me toques, que no pertenezco a este mundo. Que fría y azul túnica, señor. El
color del ensueño, el color del arte, un color helénico y homérico, color
oceánico y firmamental, que dijo Rubén. Mañana de paseo por el prado, como debió ser antaño. Il Correggio de
Parma, matices suaves y difíciles acordes. Paisaje moderno, romántico, punto de
fuga mediano al cuadro, alarde de juegos sensuales en las miradas. Pies cruzados
en él en contraste con los brazos, entrega en ella. Museo del Prado, Madrid. De
lo poco que nos queda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario