Cuando voy por Gran Vía o subo Alcalá camino del Circulo o
del Janatomo, me sorprende siempre la cantidad de turistas haciendo fotos a no se
sabe qué de la Gran Vía, y
siempre me pregunto de donde viene esa gente. Creo que solo hay un lugar más
feo que Madrid en donde yo haya estado, Estados Unidos (bueno no, que en NYC están el Flatiron y el Chrysler. Quizás la europea Barcino). Voy en el E 2 camino
del Palacio de los deportes y en el horizonte aparecen al norte los cuatro
engendros de rascacielos que iban a ser
el emblema de la bonanza de Madrid, y que solo sirvieron para evitar que el
Real Madrid desapareciera por las deudas, recalificando un terreno de todos.
Mas corto a la vista, mas fácil y más bajo. En un lugar también
absurdo como un cruce de caminos, encima de la M 30, ya en la Avenida de America veo Torres Blancas. 71metros
de cilindros forman el edificio más bello levantado en España. 71 metros de Arte en hormigón
vísto al que llaman organicismo y deberían decirle poesía. Hoy en día, en estos
tiempos de Calatravas farsantes que se van de España, solo Moneo en Mérida es
capaz de emocionarme levantando una planta.
Sáenz de Oiza en curvas y aristas, Le Corbusier cheli aunque
nacido en Euskadi, el jardinero del árbol más hermoso de Madrid. Aquel que
plantó un rascacielos de oxido en la Castellana que nadie entendió, que nadie fue
capaz de admirar mientras el acero se protegía a si mismo. Aquel al que no quisieron
comprender cuando cerró las vistas protegiendo las viviendas sociales de la M 30.
Sáenz de Oiza en Madrid al que nadie va a ver, siendo con
los museos lo mejor de Madrid.
Vuelvo a los turistas y creo que con tanto muñeco para merchadaising
que tienen hoy en los comercios, deberían vender en los kioscos de la
Gran Vía reproducciones de Torres Blancas,
como en Roma te llevas un Coliseo en miniatura y en Atenas un Partenón.
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