La pinza II y el verdadero debate que tendría que tener la izquierda

El autentico debate que debería llevar el P.C.E. a Izquierda Unida es como construir una estrategia auténticamente revolucionaria, y si le conviene estar en las elecciones legitimando el sistema. Si PSOE y PP demuestran ser los mismo en el noventa por ciento de las políticas que votan en los parlamentos, autonomías y ayuntamientos, y si el Partido Socialista ha renunciado históricamente a ser alternativa de cambio social no ya revolucionario, si no izquierdas. Si desde los años de la transición renuncia directamente al apellido socialista, abrazando el termino europeo “socialdemocracia”, convirtiéndose en el partido de la CIA en España y teniendo como principal objetivo desactivar y destruir las fuerzas revolucionarias de izquierda por las vías que sean, incluyendo el terrorismo de estado y dejar morir de hambre a presos politicos, como José Manuel Sevillano.

Izquierda Unida a la que vuelve a amenazar el eterno debate sobre su relación con el soe, debería repensarse su función en el parlamento y en el juego que llaman democrático. Los escaños, sobre todo a nivel estatal, no hacen sino justificar al propio sistema permitiéndole mostrar un exótico escaño comunista, con el que justifica la propia democracia del sistema. “Aquí caben hasta los comunistas, mírenlos en su escaño” si se presentan a las elecciones, pagan sus cuotas por banco, y votan cada cuatro años.

Lo que debería pensar IU es sino seria mucho más incisiva, poderosa y amenazante para el sistema, buscando una alianza al margen de los cánones que bendice la monarquía, el congreso de los diputados, el parlamento europeo… Creyéndose de una vez por todas su función de movimiento político y social y buscando alianzas con las verdaderas fuerzas de progreso al margen del sistema. Con el P.C.P.E., con el M.L., con Izquierda Anticapitalista. Con las fuerzas que de verdad trabajan por alterar la relación capital-trabajo al margen del parlamento heredado de Franco, atado y bien atado por la constitución anti-comunista de Herrero de Miñon y la monarquía.

Que se deje de participar y por tanto justificar en el parlamento, en las elecciones generales, en el sistema. Los tiempos que corren y la calle nos esta demostrando que cabe una participación en la vida política del país al margen de los políticos profesionales. Que dejen los comunistas de compartir consejos de administración en empresas de capital mixto municipal. Que se desentiendan y dejen de legitimar el bipartidismo de facto dejando de compartir pasillos y confidencias con fascista como Bono. Que no se presenten a unas elecciones anti-democráticas donde no se juega con las mismas reglas. Donde la ley electoral esta hecha para que el sistema no deje estar como esta para siempre. Siempre controlado. Monárquico. Desigual y filo-fascista como lo demuestra la persecución a Bildu.

Izquierda Unida debería preguntarse a quien beneficia de verdad su concurso electoral, su actividad y participación en los cauces marcados y consentidos por el sistema. Su concurso en un juego electoral diseñado para su marginalidad y arrinconamiento. Debería olvidarse de las prebendas y la financiación, de los ingresos del estado, de los sueldos de diputados acomodados en años y años de vivir liberados al limite del funcionamiento interno de la propia I.U. Gente más acostumbrada a su vida de burócrata en sintonía con el sistema, que a la acción en la calle y a la coherencia en su vida que debe guiar la participación de un político de izquierdas. Hay están los casos de Rosa Aguilar y de tantos otros para demostrarlo

Recuperar la calle como escenario de la acción política, como medio de acción social al margen de la cómoda y auto complaciente participación en las instituciones al uso que de paso se están justificando y manteniendo con esa propia participación. Ese debe ser el camino de una fuerza de cambio y transformación. De alguien que quiere superar al sistema, instaurar una verdadera democracia. Ese debería ser el camino de Izquierda Unida.