22.4.09

Serrat











Las únicas veces que se equivocó Serrat, fueron cuando se planteo hacer dos giras conjuntas. La primera al apuntarse al autobús nostálgico, tramposo y vacío de contenido de Víctor Manuel y sus giras-disco en directo-gira-disco en directo. Un trivial espectáculo de nostalgia para todos los públicos, donde Serrat perdía los papeles con gafas de roquero. La segunda fue en la gira con Joaquín Sabina. Autor de ripios con tintes de patética literatura, Serrat confrontaba sus canciones con las de su amigo en un derbi sin rivalidad que era como ver jugar al Barça y aun tercera división. El esfuerzo de duetos y chascarrillos pretenciosos, nos daba la triste imagen de un Serrat disfrazado esta vez de pirata. En los bises Serrat cantaba las mejores canciones en castellano jamás escritas mientras que las replicas de Sabina no aguantaban el tipo en el escenario del duelo, dando como resultado un recital cada vez más desigual a medida que se acercaba el final.



Por lo demás su trayectoria es extraña por excepcional. Es la carrera singular de un hombre que nunca ha herrado. Que jamás ha fallado. Un hombre que se juega el bigote de su carrera por decidir cantar en catalán en el franquismo, y que se lo vuelve a jugar por cantar en castellano en una diada de estos tiempos. Un hombre que pone dinero de su bolsillo cuando hay una tragedia en un país hermano, y su arte y su música cuando hay un festival para recaudar fondos para cualquier causa justa. Joan Manuel Serrat siempre ha dado la cara. Nunca se ha escondido y siempre ha salido indemne aun cuando le han querido mezclar con estómagos agradecidos a la política. Jamás le ha hecho falta pasar el plato en la política porque siempre ha militado coherentemente en el Partido Socialista de Catalunya. Coherentemente quiere decir, expresando su apoyo. Militando. Aportando sin llevarse ni pedir nada a cambio. Algo extraño en un mundo donde cotizantes de nuevo cuño, se afilian a los partidos según escasean los talentos artísticos y las consiguientes contrataciones.



Necesitaría mucho tiempo y mucho trabajo para analizar someramente sus canciones, sus letras. Sus fuentes que beben de la música más popular, llámese tango, copla, o chançon francesa. Dígase Gardel, Quintero, Brel o Aznavour. Serrat es todo eso en nuestro país. Nuestro Carlos Gardel como autor de las mejores canciones que se han escrito en nuestro idioma. Nuestro clásico y nuestro pop rebelde. Nuestro crooner que si fuera francés tendría calles y monumentos nacionales.



Serrat fue el primero en llegar a América sin exilio primero por medio, pero con exilio forzado después. Serrat es admirado y es mito en esa América entre sus gente y entre los mismos cantantes populares. Comprometido donde había que estarlo sin escribir una sola canción dogmática.



Serrat es capaz de llenar cualquier recinto donde cante en España y de hacer respetar el catalán en cualquier punto de la nación. Tiene esa jerarquía porque se lo ha ganado a pulso con coherencia en su carrera, con sentido común en sus posiciones y con canciones que siempre han apelado a lo más hondo en su raíz popular, sin caer en el sentimentalismo vacuo. Ejerciendo su oficio. Sacando discos a su ritmo y presentándolos siempre a teatros llenos, con la insólita excepcionalidad en su catalogo de tener un solo disco en directo (excepción de la gira con Sabina), cuando esto se convierte en un recurso manido y abusivo de quien tiene poca creación que ofrecer. Serrat tiene un solo directo en el ochentaycuatro y lo edita para contrarrestar un disco pirata. Esto, que es un merito, también es una cruz para sus fans porque se echan de menos repasos de tantas giras, cuando podría ser el artista con más motivo para sacar esas cajas repaso de la obra que hacen los artistas americanos o franceses. ¿No seria un regalo editar un box con canciones en directo de todas las épocas para sus seguidores?



Al cantante de unos años para acá, se le va quebrando la voz. Ya no tiene el chorro torrencial que hacia tintinear su garganta. Sin embargo es en estos tiempos cuando inició una gira de años a tumba abierta, con el único acompañamiento de su guitarra y un piano. Y hay que estar muy seguro de sí mismo para hacer eso Con menos voz, con menos instrumentos, pero adaptando las canciones a una dicción sensible como nunca. Echando mano a un repertorio colosal. Enorme. Un legado que ha conseguido el respeto de absolutamente todas las tendencias y ámbitos musicales de habla hispana, como demuestra que pueda cantar en Miami y en La Habana. También en España. Y mira que eso es difícil. Desde Ráphael a Los Enemigos, no hay otro que tenga el respeto y el reconocimiento de todos tus compañeros sea cual sea la música que hacen.



Pronto volveré a verle. Como hice la primera vez que salí de casa para ir a un concierto allá por 1985. Desde ese año, no he faltado cuando ha actuado en Madrid y siempre e salido feliz. Consciente de ser mejor persona que cuando entré, como dice mi amigo Kuratti. Porque si hay algún cantante al que voy a ver y me da exactamente igual lo que haga, ese es Serrat. El único al que no le pido un set con esta o aquella canción, más orquestación o menos arreglos. Me da igual lo que haga. Y no porque ya lo haya visto tantas veces que no me pueda sorprender lo que cante, no porque ya me haya dado lo mejor de su voz, no porque no espere nada nuevo. Me dará igual porque voy a ver a Joan Manuel Serrat. Porque he tenido la suerte de vivir en su tiempo. Porque su música ha llenado el mío.






5 comentarios:

Anónimo dijo...

Entonces el Viernes no vienes a ver al Loco a la sala Mirror con el Pruden cargado hasta las cejas? pues tu te lo pierdes.

Anónimo dijo...

fijate que tenia entradas locas para el viernes aqui, y no porte. No puedo con el loco ya, definitivamente.

Anónimo dijo...

pero es coherente el loco, eso si, y humilde.

Anónimo dijo...

Pare, ponme ahí los Fantasmas del Roxy en la antena y me haces mejor otra vez, copón.

V dijo...

marchando