13.5.07


Ante la vista de los objetos raptados que tiene mi amiga tita (Que quiere cambiar la configuración del urbanismo urbano porque a ella le sale de las narices, vamos) en el Palacio de Villahermosa, a veces me siento muy feliz. Otra veces por deformación profesional pienso en el devenir de los museos ahora que se abre el claustro que ha lucrado a los curas (lo que nos pone a la misma altura y grandeur que los franceses, creemos). A donde llevamos la concepción de un museo. ¿Hacia popularizar el Arte, o hacia la exclusividad de la cultura? La situación es en cierto modo caótica y esquizofrenica. Es el momento en que más éxito tienen, hay más museos que nunca y se suceden las exposiciones (hacen exposiciones con la mínima excusa, un día harán una sobre “el peinado español desde Berruguete a Saura”), que lucran tanto al museo que cede como al que recibe. Sin embargo ya no vamos al museo a descubrir como el Arte ha ido por delante de la historia, ahora vamos a un parque temático donde al mismo tiempo que podemos mirar de reojo entre 2oo personas un paisaje, podemos pedir hora para el restaurante del almacén de objetos raptados, que lo lleva el chef-rockero, Serji Arola. Después tendremos que pasar seguramente por narices (porque esta diseñado para que así sea) por el almacén de merchandising donde podremos llevarnos por 20 euros una alfombrilla para el ratón con El Guernica. Estamos en el postmodernismo del postmodernismo y la cultura se fabrica para las masas. ¿Para las masas? Se hace accesible a todo el mundo, y se convierte en una experiencia vital. Esto quiere decir que el Arte se transforma en un parque temático donde se puede pasar el dia, ya que están dando servicio para todo y todos. Ya solo me motivan los Románticos. Ir al parque de atracciones a codearse (de darse de codazos) con la peña es traumático.



Pensiere di me: http://81.208.34.15/dynamicindex/camera.html

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