26.9.13

Mi oficio y arte es vivir


Aquí se hablaba de como se vivía, del paseo por la tarde, de la juerga nocturna, de la ilusión vana en el futuro alentador de una carrera. Pocas veces ya sucede eso y casi ninguna se refleja en este blog suicida. Lo hablaba hace días con mi alter ego Luis Sotillos, lo que hagamos o dejemos de hacer es secundario, una nomina que se lleva un banco. Mi oficio y arte es vivir y no conozco otro por más que finja que pongo interés en un horario. Actores como dijo Boudelaire indagando continuamente en si mismos. Patinando por ese filo de la navaja que consiste en exponerse demasiado. Que más da sí no tenemos facebook. Volamos por encima del comentario oscuro y clandestino. Nacimos príncipes miserables con todo perdido y todo al alcance de la mano si nos daba la gana hacer el esfuerzo de estirarla, y no nos dio. Todas las paginas de este sitio son una biografía pública, un diario donde se me conocerá cuando me muera, un incendio perpetuo avanzando hacia tus sabanas subiendo por una tableta o un portátil.
Vinieron días distintos y ocurrieron milagros, pasó la ataraxía y el spleen, la rabia y la cólera. Mentira. Nunca se cambia, aunque recibamos millones de ráfagas de amnesia al día. Pasaron por aquí las delicadas flores, las programadas gemas de diseño y pasó la gota de sol que quemando se me posó en la mesa. Ni a nombrar me atrevo lo que vino luego, que de frágil no puedo respirar cuando la toco. Y no hay casi nada que entender ni que explicar, como las cosas buenas. Una pena que esto no sea París 1900, una desgracia que exista tanto mal nacido en Algemesí, que cabo Sunion no quede más cerca, que Teodosic no sea Bodiroga. Aquí se habla de como se vive y la vida hay que contarla menos y llevarla al día.




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