25.1.11

Es más fácil someterse que pensar

Desde que se acabo Aída, me veo forzado a vagar por la tele del domingo por la noche como alma en pena. Generalmente veo a Calleja, ganso entrañable, subir montañas. Pero me temo que la fusión absorción por Telecinco también afecta ya a su programa y el domingo se convirtió en una especie de Gran hermano del deporte de riesgo. Con la mala pinta que tomaba aquello, tuve que hacer zaping hacia La sexta, hacia El Follonero, que es un tipo que me suele poner violento y nervioso con su estilo agresivo de forzar o burlarse de los entrevistados.

Mira por donde el domingo hablaba de “La izquierda” y de dónde se podía encontrar. El Follonero se fue a Marinaleda y allí el alcalde le explicó cómo funcionaba un pueblo en “el comunismo”. Y resultó que funcionaba maravillosamente, con sentido común y solidaridad. A continuación se marchó a Córdoba a entrevistar a Julio Anguita.

A Anguita le saco yo aquí de vez en cuando. Anguita siempre destaca por la claridad de su habla y por sus razonamientos, generalmente ignorados por incontestables. Le ninguneaba el señor X, Felipe González, se sonreía de él Aznar, y los sindicatos que empezaban entonces la evolución que les llevaba a donde están ahora, hacían como que no existía. Aún ahora, cuando acude a debates de televisión, a Anguita se le reprocha querer que España sea Cuba, y él se defiende enarbolando la Constitución española diciendo que lo único que quiere es su aplicación. ¿Se han parado a leer la Constitución española alguna vez? Quizás si todos la leyéremos, si pidiéramos que se aplicase, se produciría la mayor revolución social de la historia de España.

En la entrevista que le dio a Jordi Evole, “El follonero”, Anguita dijo algunas cosas. Y algunas otras las mostró. Entre ellas su casa, pequeña y modesta con menos atrezzo, por ejemplo, que la mía. Lo más destacable es que en estos tiempos en los que se debaten las pensiones vitalicias de los diputados, pensiones a las que se les suman los sueldos de las empresas en las que trabajan cuando dejan de ser diputados, Anguita vive de su pensión de maestro.

Así nos enteramos de que hace siete años Julio Anguita renunció por escrito a la paga de pensión máxima vitalicia a la que tenía derecho como ex parlamentario, argumentando que “con la pensión que le correspondía como maestro tenía bastante para vivir”. Cuando José María Aznar y Felipe González nos dictan al común de los ciudadanos una lección de indecoro acumulando pensiones y sueldos, cuando nos enteramos de que María Dolores de Cospedal gana al año 241.000 € con tres sueldos públicos, cuando sabemos que el presidente de la Diputación de Castellón no tiene más remedio que declarar un patrimonio de 3,9 millones de euros cuando hace cinco años no declaraba ninguno… sale Julio Anguita un domingo por la noche en La Sexta y les dice a los españoles cómo vive, cómo piensa y cómo se comporta un comunista.

“Todos los políticos son iguales”. No. No, porque todos los hombres no somos iguales y porque hay políticos que no son profesionales del estar toda la vida viviendo del estado. Que hay distintas formas de ser y estar en la política, de entender los compromisos éticos en un cargo público y que la erosión que afecta a nuestra moral pública tiene un freno.

No todo es poder y dinero. Existe gente que es consecuente con lo que dice y piensa. Nunca había acabado de entender por qué considera un punto de felicidad dormir la siesta en verano sobre una manta tendida en el suelo, ni por qué su mayor consideración del lujo y del ocio es jugar una partida de dominó al atardecer cuando está de vacaciones. En esta dura mitología del capitalismo, Julio Anguita juega contracorriente en la austeridad espartana. Y su compromiso consigo mismo y con la sociedad es el ejemplo de cómo se dice que se es de izquierdas y cómo se demuestra.
Julio Anguita hace suyo el lema de Ghandi de “vivir sencillamente, para que los demás puedan, sencillamente, vivir”. Y desde su antisimetría con el político al uso, aporta soluciones a nuestros graves problemas con la ética y la estética del cargo público.

Maestro vocacional, traslada la pedagogía a cualquier escenario, y cuando la acción política diaria, quema y unta, Anguita la quiere convertir en lección a pequeña y gran escala.

Los ideólogos y profetas del Psoe a sueldo de Prisa pensaron que lo invalidaban para la política cuando acuñaron aquello de “honrado, pero desfasado”, cuando le insultaban con artillería que nunca utilizaron ni contra la derecha. "Iluminado", "Ayatolá". Su huella llegó hasta el Parlamento en voz de algún replicante “moderno”. ¡Bendito desfasamiento!
Es decir, este hombre, exento de las jactanciosas modernidades de los políticos pendientes de la dieta, la nómina y el futuro cargo en el Consejo de Administración de cualquier sucursal del Gran Capital, sin contárselo a nadie, y mucho menos a esos sistemas mediáticos que encubran la vulgaridad y el populismo, les volvía a ganar un debate muchos años después de abandonar el Congreso. Se vio en la tele el domingo. El debate de ser un hombre normal que se dedicó a la política. Zaplana, Felipe González, Aznar, Carrillo, Rato, etc., cambiaron a Gran hermano el domingo.




http://www.lasexta.com/sextatv/salvados/completos/salvados__domingo__23_de_enero/358021/1

5 comentarios:

Quino Castro dijo...

me alegra saber que no estaba solo la noche que vimos la entrevista de Anguita. Gracias por recordarlo. Has bordado el elogio al viejo rojo. Si al menos quedara algo de su coherencia en la actual IU, no dudaría en votarles... pronto hay elecciones

V dijo...

Me alegra saber a mi que de vez en cuando pasas por aquí. Un abrazo Quino.

V dijo...

De lo otro..., no te digo nada...

Anónimo dijo...

No te mola el follonero?

Lo de la pistola es mítico.

Luis Pon.

V dijo...

Sabes que la ex-secretaria es de mi barrio. No te quiero contar las que liaba el califa olvidándose la pipa en cualquier sitio y la otra yéndola a buscar...