La semana que viene no votare útil ni inútil. Me duchare temprano como no hago cuando voy a la obra y me pondré la camisa de las fiestas. Estrechare manos amigas y enemigas y sabré estar a la altura como siempre lo estuvieron los míos. No votare buen royo, ni votare caverna, votare el progreso en los salarios y el amor libre, votare un discurso antiquísimo que por repetido suena a rancio, mientras proclaman que lo que funciona es el sistema esclavo que se conoce desde que el hombre es hombre. El domingo me vestiré de luces sin traje alguno porque seré el centro de atención del colegio como siempre lo somos. Unos y otros me harán la pelota, unos me dirán que nosotros si que somos honrados y no como los otros. Los otros me dirán que en el fondo piensan como nosotros pero que lo posible es lo posible, y alguna interventora con el pajarraco en la solapa, me mirará a los ojos vestida de chanel cada vez que nos crucemos en el colegio, mientras piensa lo bien que debe sentar un polvo-obrero.
El domingo llorare como siempre a las 8 de la noche cuando se vayan haciendo públicos los resultados. Mirare como se abrazan los demás, como nos miran perdonándonos la vida y alguno se atreverá a decirme “pásate por la agrupación y tomate un vino, que da igual lo que sacáis”. El domingo me volveré a tomar la cicuta de la verdad con mi pan de pueblo y nada más. Pero el lunes sabré que me levanto igual de limpio aunque no me haya duchado para ir a la obra, que no me hace falta mirarme al espejo para reconocerme, que dentro de un mes haré una declaración de la renta limpia, que no juzgare a la gente por el dinero que tenga y que dentro de cuatro años volveré a votar al Partido Comunista y a Izquierda Unida.
2 comentarios:
Yo también me siento limpio, muy limpio.
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