Dias raros y aún más raros se revuelven contra
nosotros. Camino por la calle Fuencarral y no conozco uno solo de los
grupos que anuncian los carteles. Entro en la nueva librería de Callao y
no tienen libros de deportes, porque los modernos no leen libros de
deportes. A la hora de tratar a sus empleados dejan el progresismo en el
escaparate y ofrecen contratos por obras al minuto. Ahora trabajas,
ahora no... Dentro de un rato si, y tienes seis minutos para comer.
Bajo
con Luis a la manifa y les digo a los maderos que soy compañero para
que no me peguen. Ahora cojo un taxi y le digo al taxista que soy
compañero. Al panadero también le digo que soy compañero, al taquillero
del metro, al barrendero. Soy compañero y no me cobres, regálame el pan y
no me pegues madero compañero. Que luego encima te das de baja y te
invade una tristeza antigua, como de melancolía de Franco sin que lo
hayamos ninguno de los dos casi conocido. Gracias a los que no se
manifiestan y me fumo un puro por la quinta.
Voy a urgencias y el médico
me dice tras su diagnostico y mi asombro, que en esta vida nada es
seguro. Que lo que me dice, es lo que dice el protocolo. Me callo y no
le digo lo que sí hay algo seguro y me quedo con ganas de llamar a mi
ex-doctora Judith, pero Judith está muy lejos y hace un año. Hace un año
que vine de Grecia y me encantaría, y me da miedo volver. Volver lo
antes posible. Mi economía va camino de la banca rota y están dispuestos a dejarme caer. Tariq Kirksay. S y habichuelillo, que alegrías.
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Tariq... eres la polla. |
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